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Catedral de Sevilla, historia y curiosidades
Si hace poco hablábamos de la Giralda de Sevilla y su historia, el impresionante edificio del que forma parte no podía ser menos. Aunque menos reconocible que la Giralda o la Torre del Oro, la Catedral de Sevilla es uno de los edificios más importantes a nivel histórico y cultural de la ciudad de Sevilla. Por tanto, es también una parada obligatoria incluso aunque te quedes en Sevilla dos días.
La historia de la Catedral de Sevilla
Al igual que la Giralda, para hablar de la historia de la Catedral de Sevilla nos tenemos que remontar al periodo almohade de la ciudad. Fue en el siglo XII cuando se construyó la Mezquita Mayor de la ciudad, justo en el lugar donde hoy se encuentra la actual Catedral.
Tras la reconquista cristiana en el siglo XIII, se cristianizó y se convirtió en la catedral de la ciudad, siendo ya oficialmente la Catedral de Santa María de la Sede. El edificio árabe fue usado por los cristianos durante más de 150 años, hasta que decidieron demolerlo y construir lo que hoy en día conocemos como la Catedral de Sevilla.

Fue en el año 1401 cuando el cabildo decidió construir el nuevo edificio con la excusa de que el anterior estaba ya en mal estado. Las obras empezaron años más tarde y finalizaron oficialmente ya entrados en el siglo XVI. Aun así, la Catedral ha seguido sufriendo modificaciones a lo largo de los años.

Algunos fueron por causa mayor, como la reconstrucción del cimborrio que cubría el crucero, que se derrumbó al fallar uno de los pilares. También se terminaron algunas dependencias años después, como la Sacristía mayor y la Capilla Real.
¿Qué tiene de especial la Catedral de Sevilla?
La Catedral de Sevilla tiene el privilegio de ser la Catedral gótica más grande del mundo. En el mundo cristiano, sólo la superan la Catedral de San Pablo en Londres y la Catedral de San Pedro en el Vaticano. Es también, por tanto, la Catedral más grande de España.
Además, en su Capilla Real descansan algunos reyes de la historia de España como Fernando III (quien lideró las tropas cristianas en la reconquista de Sevilla) o Alfonso X, también conocido como ‘El Sabio’. Si hablamos de personas enterradas en la Catedral, tenemos que mencionar también que aquí se encuentra la tumba de Cristóbal Colón.
¿Qué no hay que perderse en la Catedral de Sevilla?
- La Giralda: cómo no, si visitas la Catedral, es imprescindible subir a la Giralda y contemplar Sevilla desde su mirador.
- Tumba de Cristóbal Colón: como hemos mencionado antes, la tumba de este personaje histórico se encuentra en la Catedral de Sevilla.
- Cubiertas de la Catedral: aunque es con una entrada específica, merece mucho la pena subir a los tejados de la Catedral.
- La Capilla Real: también mencionada antes. No sólo es importante por los monarcas que allí descansan, sino también por las obras de arte que contiene.
- La Sacristía Mayor: un espacio de arquitectura impresionante que cuenta además con obras artísticas importantes, como algunas pinturas de Murillo o la Custodia Grande de Arfe, una impresionante obra hecha con plata.
- El Retablo Mayor: con sus 26 metros de alto por 18 de ancho y 5 de profundidad, es el retablo cristiano más grande del mundo.
- Patio de los Naranjos y Puerta del Perdón: tanto el patio como la puerta que da acceso a él desde el exterior son algunos de los pocos elementos que aun se conservan de la antigua mezquita.

Estos son solo algunos de los puntos más importantes, la Catedral de Sevilla está repleta de obras artísticas y curiosidades que hacen que su visita sea un imprescindible si visitas la ciudad. Recuerda que, si después de la visita te apetece algo más tranquilo, nosotros te estamos esperando en la Torre del Oro para dar un paseo en barco por Sevilla y descubrir más monumentos de la ciudad desde una perspectiva diferente.